CARTA A DIOS DE UN NIÑO DEL TERCER MUNDO

Querido Dios:


Creo que lo que necesitamos no es nada fácil, aunque tampoco es tan difícil... Digamos que es difícil. Pues solos no podemos conseguirlo, pero con tu ayuda tal vez sí.
Te pediré de todo lo bueno un poco... ¡Que no es poco! Y por si acaso, te mando la lista de lo más urgente:

• Cientos de gafas para racistas (de todas las graduaciones).
• Miles de lágrimas de arrepentimiento.
• Nocturnos ataques de risa.
• Bellas sirenas que susurren nanas.
• Puentes entre hermanos.
• Médicos que operen el rencor.
• Campamentos de cariño para heridos.
• Todo tipo de verduras y ternuras.
• Miras telescópicas para ver a los cansados.
• Radares que detecten el llanto de los niños que pasan hambre y frío...
• Legiones de poetas que enseñen en los cuarteles alguna palabra más que «pim- pam-pum».
También te pido
· Varias cajas de carcajadas para troncharse en las trincheras. Un camino para ir a la paz, sin peajes, ni fronteras… ¡Ah! Y que sea ancho para que quepan todos.
· Bueno, ya que se agotó el combustible y los coches no corren, queremos llenar los depósitos de golosinas, para los motores de ilusión. Todo esto lo necesitamos ¡ya!
· Señor: Ven a nuestro país y para celebrarlo, se me ha ocurrido que podríamos celebrar la fiesta en paz por ser algo especial para nosotros.
· Para empezar, quiero que en todo el mundo dejen ir a los niños a los ríos y puertos de mar para enviarnos sus barcos de papel. Porque siempre nos los hunden los mayores. ¡Jolín! No más barcos de guerra. Queremos barcos de papel con mensajes de ánimo. Ya vale de balas malas; basta ya de vallas de alambre. Queremos balas que maten el hambre. ¡Queremos merendar!
· ¡Ah! Necesitamos:
· Bombas que estallen de alegría y misiles de colorines... pero no de esos feos Misiles Sin Fronteras.
· Necesitamos que nos cambies la banda de violadores por una de violines.
· Que te lleves esas marionetas, que llaman soldados, y nos hagas un tobogán gigante con todos los tanques.
Si no es mucha molestia, ya sabes que nos haría mucha ilusi6n, y también nos hará falta:
· Luna llena para que no se nos apague la fiesta en toda la noche.
· La intervención aérea de un amanecer precioso.
· Y miles de rosas rojas para regalarse entre vecinos todo el día.

· Aquí en la guerra, a veces sólo veo nubes y me siento como una monda de naranja. De todas formas, sacaré lo mejor de mi vida, como Tú siempre haces, y ofreceré sorbos de vitamina C, de Cariño, para los acatarrados de desesperanza.





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