No tanto como sería deseable, en el panorama de intercambio de comunicación e información que las nuevas tecnologías nos brindan, la opinión de los ciudadanos es cada vez más difícil de ignorar.
La rapidez con que las noticias se comparten, la presión, las nuevas formas de convocatoria y debate que propician las nuevas formas de comunicación, hacen que los poderes, si no por respeto y convicción, al menos y tristemente por intereses económicos e ideológicos tengan más en cuenta lo que ocurre y lo que los ciudadanos sienten.
Estoy pensando en la brutal y desproporcionada intervención militar de Israel en Gaza. Numerosos testimonios de judíos de todo el mundo se han manifestado en contra de la violencia y la masacre que Israel está ocasionando
Pienso en la manera en que las creencias deberían influir sobre la realidad. Lejos del finiquito al que muchos la habían sentenciado, la religión tiene y tendrá en el futuro inmediato un papel decisivo en lo que ocurre en el mundo. No afirmo que la actual matanza tenga motivos religiosos, pero sí, y no es nada nuevo, que la fe en Yahvé no puede callar ante tamaña barbaridad.
En el mundo contemporáneo la religión -en cuanto apela a las dimensiones más hondas del hombre y la mujer- y la teología -en cuanto que piensa y razona la fe- tienen la misión insoslayable de deslegitimizar todo discurso que en el nombre de cualquier Dios conduzca a la violencia.
Pretender ignorar la influencia de las creencias, minimizar su impacto y su simbólica presente en formas latentes de comprender el mundo, la historia o la política es un error craso. Más que ignorarla o invisibilizarla en el espacio público, lo mejor es siempre empujarla a su confrontación con las aspiraciones y con la necesidad de justicia, igualdad, democracia, tolerancia y paz. La religión necesita la crítica ideológica y social y, a su vez, el pensamiento laico no puede hacer como si las creencias no existieran o no tuvieran legitimidad, pues lo religioso aparece en el hombre mucho antes que la ideología y está mucho más arraigado en el inconsciente personal y colectivo de lo que podamos pensar.
También la creación artística tiene su responsabilidad, aunque sea tantas veces mínima e ingenua.
Dejo aquí esta creación del artista israelí Amir Schiby en denuncia y homenaje a los niños palestinos asesinados por un misil de su país mientras jugaban al fútbol en la playa. No están ya los niños jugando, pero las olas del mar nos devuelven su memoria.
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