Un día le pedí a Dios instrucciones para vivir en esta tierra...
Dios acercó su voz a mi oído y me dijo:
Sé como el sol, levántate temprano y no te acuestes tarde.
Sé como el día, que llega y se retira sin alardes.
Sé como el agua, buena y transparente.
Sé como el oasis y da tu agua al sediento.
Sé como los pájaros, come, canta, bebe y vuela.
Sé como las flores, enamoradas del sol, pero fieles a sus raíces.
Sé como la luciérnaga, que aunque sea pequeña emite su propia luz.
Sé como el río, siempre hacia adelante.
Y sobre todas las cosas, sé como el cielo: morada de Dios.
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