Ojalá todos los que de alguna manera "velamos en la noche" quedemos envueltos en el resplandor de la gloria de Dios...
Y que nuestros temores desaparezcan ante el anuncio de una gran alegría: el Niño reclinado en un pesebre que transforma nuestra noche, nuestra intemperie y vigilancia en una alabanza que lo invade todo.
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